Un día soleado de verano, Joan se encontraba tomando un helado de vainilla en una concurrida heladería de la ciudad. Mientras disfrutaba de su postre, notó a un chico sentado en otra mesa que parecía estar leyendo un libro con gran concentración. Curiosa, se acercó y le preguntó qué libro estaba leyendo. John levantó la vista y sonrió amablemente, invitándola a sentarse con él para conversar. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por la literatura y la naturaleza. Pasaron horas hablando y riendo juntos, y para cuando se despidieron, ya habían intercambiado sus números de teléfono. Desde ese día, Joan y John se convirtieron en inseparables amigos, compartiendo aventuras y momentos especiales. Con el tiempo, su amistad se transformó en algo más profundo, y hoy en día son una pareja feliz y enamorada.