Joanna y Rafał se conocieron en una tarde de verano en un parque de Varsovia. Joanna estaba sentada en un banco leyendo un libro cuando, de repente, su sombrero fue arrastrado por el viento y aterrizó en los pies de Rafał, quien estaba caminando cerca. Rafał recogió el sombrero y se acercó a Joanna para devolverlo. Joanna, agradecida, empezó a charlar con él y descubrió que compartían muchos intereses en común, como la gastronomía y el cine. Rafał, por su parte, quedó impresionado por la inteligencia y el sentido del humor de Joanna. A partir de ahí, empezaron a quedar a menudo y a explorar juntos la ciudad, probando nuevos restaurantes y asistiendo a festivales de cine. Con el tiempo, su amistad se convirtió en un romance y hoy en día son inseparables.
