Joaquín Polvorinos y Aida Artiles se conocieron en una cafetería en el centro de Madrid. Joaquín se acercó a Aida para pedirle permiso para sentarse en la mesa vacía junto a ella. Aida, sorprendida por la educación y la forma galante de Joaquín, aceptó y entablaron una conversación animada. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, como su amor por la cocina y la moda. Pasaron la tarde hablando y riendo, intercambiando sus experiencias profesionales y personales. Joaquín quedó impresionado por la belleza y la inteligencia de Aida, mientras que ella encontró en él un hombre muy interesante y con gran sentido del humor. Después de esa tarde, Joaquín y Aida no se separaron más. Se hicieron buenos amigos y empezaron a colaborar juntos en proyectos de cocina y moda. Su amistad se convirtió en una relación de pareja y, desde entonces, han continuado trabajando juntos y compartiendo su vida en común. Joaquín y Aida demostraron que la casualidad a veces puede ser maravillosa y dar lugar a grandes historias de amor y amistad.
