John-Decker y Tara-Monroe se conocieron en una cafetería del centro de la ciudad. Ambos estaban sentados en mesas separadas, pero de repente sus ojos se encontraron. Fue un instante mágico que los dejó cautivados. Sin decir una palabra, John se acercó a la mesa de Tara ofreciéndole un libro de poesía que tenía en su mano. Tara, una amante de la literatura, se sorprendió gratamente por el gesto y aceptó el libro cortésmente. A partir de ese momento, comenzaron a hablar sobre sus gustos y pasiones, descubriendo que tenían muchas cosas en común. Se percataron de que ambos eran poetas y escritores en busca de la inspiración para seguir adelante. El intercambio de ideas y la conexión que surgía entre ellos fue instantánea. Decidieron reunirse en la misma cafetería todas las semanas para compartir sus escritos y continuar con su amistad. A medida que se conocían más, se dieron cuenta de que habían encontrado en el otro algo más que un simple amigo. Fue así como, John-Decker y Tara-Monroe comenzaron un romance que les dejaría marcados para siempre.
