Anwen y John se conocieron un día soleado en un café parisino. Él estaba sentado en una mesa leyendo un libro mientras que ella paseaba por el lugar admirando las pinturas que adornaban las paredes. Al ver que John se encontraba solo, decidió acercarse y preguntarle sobre el libro. A partir de ahí, comenzó una charla apasionada sobre literatura, arte y música que duró horas. Al finalizar, intercambiaron sus números de teléfono prometiendo seguir en contacto. Los siguientes días continuaron hablando, visitando galerías de arte, probando vinos y compartiendo sus creencias y opiniones sobre el mundo. Se dieron cuenta de que había una fuerte conexión entre ellos y que podrían aprender mucho el uno del otro. Finalmente, después de varios meses de constante comunicación, decidieron empezar una relación amorosa y así comenzó una historia de amor única y mágica que ambos recordarían por siempre.
