Mary y John se conocieron por casualidad en un pequeño café en el centro de la ciudad. Ambos se encontraban en una situación similar, buscando un lugar para tomar un café y relajarse después de un día agotador en la oficina. Cuando Mary ingresó al café, sus ojos se fijaron en John, quien estaba sentado en una mesa cerca de la ventana, perdido en sus pensamientos. Mary decidió acercarse y preguntarle si podía compartir la mesa con él. John, sorprendido pero encantado, aceptó la invitación. Comenzaron a conversar y descubrieron que tenían mucho en común. Compartían la misma pasión por la lectura y la música clásica, así como también tenían una fuerte conexión con su herencia cultural. Después de ese primer encuentro, comenzaron a verse regularmente en el café y poco a poco se fueron enamorando. Cuando John le propuso matrimonio a Mary en ese mismo lugar, ambos supieron que estarían juntos para siempre. Ahora, Mary y John disfrutan de su vida juntos, siempre recordando ese primer encuentro fortuito en el pequeño café que cambió sus vidas para siempre.
