En una soleada tarde de verano, John-Rockwell y Sherry-Jackson coincidieron en una cafetería de la ciudad. Ambos se encontraban de paso por el lugar y decidieron sentarse en la misma mesa, sin saber que estaban destinados a conocerse en ese momento. Después de unos minutos de conversación, descubrieron que tenían muchas cosas en común y que compartían intereses y pasiones similares. La química fue instantánea y rápidamente comenzaron a hablar de todo tipo de temas, desde la música hasta los viajes y la cultura. Mientras saboreaban su café juntos, se dieron cuenta de que habían encontrado a alguien especial y decidieron intercambiar números de teléfono al despedirse. Desde entonces, han sido inseparables y han creado una conexión única que perdura hasta el día de hoy.