Edith y John se conocieron en una librería de segunda mano en el centro de Nueva York. Los dos estaban buscando el mismo libro y, sin saberlo, llegaron al mismo tiempo para comprarlo. Después de intercambiar miradas y sonrisas tímidas, Edith propuso compartir el libro y discutirlo juntos en un café cercano. Así comenzó su amistad, que creció rápidamente gracias a su amor mutuo por la literatura y las conversaciones fascinantes que tenían juntos. Con el tiempo, se convirtieron en grandes amigos y en compañeros inseparables en su pasión por la literatura y la vida.