Un día soleado de verano, John-Taylor caminaba por el parque, buscando inspiración para su próximo proyecto musical. Fue entonces cuando vio a Roberta-Earl-Price sentada en un banco, tocando su guitarra y cantando con una voz dulce y suave. Inmediatamente, John-Taylor se sintió cautivado por su música y se acercó a ella. Después de una breve conversación sobre su amor mutuo por la música, se dieron cuenta de que tenían una conexión instantánea. Desde ese día, John-Taylor y Roberta-Earl-Price se reunían regularmente en el parque para tocar juntos y compartir sus ideas musicales. Y así, comenzó una amistad cercana que eventualmente se convertiría en una colaboración musical exitosa y duradera.