Jon-Dough y Nina Hartley se conocieron en un set de grabación durante una película para adultos en Los Ángeles. Al principio, no se prestaron mucha atención, pero en cada escena que compartían comenzaron a notar una química especial, una complicidad que se reflejaba en la pantalla. Entre toma y toma, comenzaron a hablar más, y se dieron cuenta de que compartían muchos intereses y pasiones similares. Un día, después de terminar una escena intensa y llena de pasión, Jon-Dough finalmente se armó de valor y le preguntó a Nina si quisiera ir a tomar un café juntos al final del día. Nina aceptó, y desde entonces siempre buscaron la oportunidad de trabajar juntos y pasar tiempo juntos fuera del set. La química en pantalla se convirtió en una amistad duradera, que nunca perdió la intensidad que generó en ese set.