José Luis Bibbo y Wilma González se conocieron de casualidad en una cafetería del centro de la ciudad. Él estaba sentado leyendo el periódico y ella entró corriendo porque estaban cerrando la tienda de enfrente. Se sentó a su lado y le preguntó la hora. José Luis, siempre galante, le contestó amablemente y en ese momento empezó a conversar con ella. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y terminaron intercambiando números de teléfono. A partir de ese día, no dejaron de hablar por teléfono y de quedar para tomar café. Su amistad se fue profundizando y, poco a poco, se fueron enamorando el uno del otro. Hasta que un día, José Luis se armó de valor y le confesó lo que sentía. Wilma, que lo correspondía, aceptó encantada, y desde entonces han sido inseparables. Hoy en día, siete años después de aquel primer encuentro, siguen juntos y felices.
