Marcela y José se conocieron en una cafetería de la ciudad. La mesa en la que estaban sentados estaba justo al lado de la ventana, desde donde podían ver la lluvia caer sin cesar. Marcela llevaba un paraguas rosa y José no tenía ninguno. Le preguntó si podía compartir el paraguas y ella amablemente aceptó. Mientras caminaban juntos bajo la lluvia, descubrieron que tenían muchos intereses en común. Hablaron de su amor por la música y las artes, sus viajes favoritos y sus comedias románticas preferidas. De repente, una ráfaga de viento fuerte hizo volar el paraguas de Marcela. José corrió hacia él y lo recuperó justo a tiempo. Marcela agradecida, se acercó a él para intentar salvar su paraguas. En ese momento la magia sucedió y los dos se dieron cuenta de que sentían una conexión especial. Desde ese día, Marcela y José se han convertido en inseparables y han creado muchos recuerdos lindos bajo la lluvia juntos.
