Aaron-Colt y Julia-Ann se conocieron en una pequeña cafetería en el centro de la ciudad. En medio del bullicioso ambiente, chocaron con sus respectivas órdenes de café en la mano. El líquido caliente salpicó sobre sus ropas y ambos murmuraron excusas, intercambiando miradas tal vez un poco más largas de lo normal. Esa casualidad provocó una conversación en la que descubrieron que trabajaban en el mismo edificio, aunque en diferentes empresas. A partir de ese momento, comenzaron a encontrarse a menudo en la cafetería y a charlar sobre diferentes temas. La química entre ellos fue creciendo poco a poco hasta que un día Aaron-Colt le pidió a Julia-Ann que salieran a cenar juntos. El resto es historia.
