Un día, Julia Roberts y Pat Mannochia coincidieron en un lujoso hotel en Los Ángeles. Mientras tomaban un café en la terraza, Pat se fijó en una fotografía que la actriz tenía en su móvil y le preguntó sobre ella. Resultó ser una instantánea en la que Julia salía con sus hijos, y Pat se sorprendió al ver que se parecían mucho a ella. Así, comenzaron a charlar animadamente sobre sus respectivas vidas y descubrieron que tenían muchas cosas en común, desde su amor por la interpretación hasta su pasión por la literatura clásica. Desde entonces, se han convertido en grandes amigas y han compartido momentos inolvidables juntas.