Marta y Julián se conocieron en una feria de arte contemporáneo en Madrid. Ambos estaban admirando una pintura cuando coincidieron en su interés por la obra. Empezaron a hablar del arte y de la vida en general, y pronto se dieron cuenta de que compartían muchas aficiones y valores. Pasaron la tarde juntos, recorriendo la feria y visitando los distintos puestos de artistas. Se hicieron fotos juntos y se intercambiaron números de teléfono, prometiendo volver a verse pronto. Desde entonces, han seguido explorando el mundo del arte juntos, y han descubierto que su amistad va más allá de eso. Han encontrado en el otro una fuente de inspiración y apoyo, y están agradecidos de haberse conocido aquel día en la feria.