David se encontraba caminando por una calle en Nueva York cuando vio a Juliana en la acera de enfrente. Quedó prendado con la belleza de la joven y decidió cruzar la calle para hablar con ella. Al principio, Juliana se mostró un poco escéptica pero con el tiempo, David logró ganarse su confianza. Los dos empezaron a salir juntos y rápidamente se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Ambos eran apasionados por la música e incluso descubrieron que habían asistido a varios de los mismos conciertos. También les gustaba el cine y pasaron varias tardes viendo películas juntos. Después de un par de meses de citas, David decidió llevar a Juliana a un bar que conocía en el centro de la ciudad. Resulta que ese día el bar estaba teniendo un evento de karaoke y David no pudo resistirse a subir al escenario para cantar su canción favorita. Cuando bajó del escenario, Juliana se acercó a él y le dijo que no tenía idea de que podía cantar tan bien. Esa noche, los dos se sintieron más cerca que nunca y desde entonces nunca se han separado.
