Un caluroso día de verano, John-Neilson y Karen-Jensen coincidieron en la cola del supermercado. Mientras esperaban para pagar, John-Neilson se dio cuenta de que Karen-Jensen estaba sosteniendo dos botellas de agua y parecía estar sudando bastante. Sin pensarlo dos veces, John-Neilson le ofreció una de sus botellas y le preguntó si necesitaba ayuda con algo más. Karen-Jensen agradecida aceptó la botella y los dos comenzaron a charlar mientras esperaban su turno para pagar. Resultó que ambos vivían en el mismo vecindario y coincidían en muchas de sus opiniones sobre la comunidad. Intercambiaron números de teléfono y quedaron en encontrarse para tomar un café más tarde esa misma semana. Seis meses después, John-Neilson y Karen-Jensen se casaron en una hermosa ceremonia al aire libre rodeados de amigos y familiares. Nunca se habrían conocido si no fuera por una simple botella de agua compartida en la cola del supermercado.
