Michael y Karen se conocieron en una librería de Nueva York. Ambos estaban buscando libros sobre el mismo tema y casualmente llegaron al mismo pasillo. Michael se acercó a Karen para preguntarle sobre su elección y empezaron una conversación interesante sobre su amor por la literatura. Descubrieron que compartían muchas cosas en común, incluyendo su pasión por la música clásica y el cine antiguo. Al final de la tarde, intercambiaron números de teléfono y decidieron encontrarse de nuevo para tomar un café y charlar más. Desde entonces, se han convertido en grandes amigos y han explorado juntos algunos de los mejores rincones de la ciudad.
