Gabor y Katalin se encontraron por casualidad en una cafetería en Budapest. Ambos estaban esperando a un amigo que nunca llegó, así que comenzaron a hablar el uno con el otro. Descubrieron que tenían muchos intereses similares y una conexión instantánea. Después de pasar horas hablando, intercambiaron números de teléfono y se despidieron con la promesa de volver a verse pronto. Y así comenzó una amistad que se convirtió en un amor duradero.