Katarzyna y Mattia se conocieron en un pequeño café en el corazón de Varsovia. Fue un día lluvioso, y ambos decidieron refugiarse en el acogedor establecimiento y disfrutar de un buen café. Hicieron contacto visual y sonrieron. Luego, Mattia se acercó a Katarzyna y empezaron a conversar. Descubrieron que compartían una pasión por el arte y la música. Mattia le mostró algunas de sus pinturas y Katarzyna le habló sobre su experiencia como cantante. La conversación fluyó fácilmente y antes de darse cuenta, habían pasado horas hablando. Al salir del café, ambos intercambiaron números de teléfono y prometieron volver a hablar pronto. A partir de entonces, se volvieron inseparables, creando arte juntos y explorando la hermosa ciudad de Varsovia.
