Un día soleado de verano, Katherine Keeton caminaba por el parque mientras escuchaba música en su iPod. De repente, se topó con una piedra y tropezó, y su iPod salió volando de su bolsillo. Justo cuando estaba a punto de recuperarlo, una bella joven de cabello rubio apareció de la nada y lo levantó del suelo. -¿Estás bien? -preguntó la joven sonriente mientras le devolvía el iPod a Katherine. -Sí, gracias -respondió Katherine, sonrojada. -Yo también amo esa banda -dijo la chica, señalando los auriculares de Katherine. -¡Sí! No puedo dejar de escucharlos -respondió Katherine emocionada, y así comenzaron a hablar de su música favorita. Resultó ser que esta chica se llamaba Sheila Kennedy, y las dos se unieron en su pasión por la música y también descubrieron que iban a la misma universidad. A partir de ese día, se convirtieron en las mejores amigas y fueron inseparables, compartiendo sus intereses, pensamientos y muchas risas juntas.