Un día soleado de verano, Klea Pineda estaba paseando por el parque cuando de repente se topó con Katrice Kierulf, quien estaba leyendo un libro en un banco. Klea se acercó y comenzaron a hablar sobre el libro que estaba leyendo Katrice. Resultó que las dos compartían una pasión por la lectura y se dieron cuenta de que tenían mucho más en común. Decidieron intercambiar números y comenzar a hablar regularmente. Con el tiempo, su amistad se convirtió en algo más y ahora no pueden imaginar la vida el una sin la otra.