Keith Hernández y Kai Thompson se conocieron en una tarde soleada en un parque de Nueva York. Keith estaba tocando su guitarra en un banco cuando Kai se acercó para escuchar. Después de que Keith terminara de tocar, Kai le preguntó si podía unirse a él y tocar su violín. Keith, emocionado por la idea, aceptó y juntos comenzaron a improvisar una canción. Desde ese día, se convirtieron en buenos amigos y comenzaron a tocar juntos con frecuencia en diferentes lugares de la ciudad. Su música era una mezcla única de jazz y música clásica que capturaba la atención de cualquier persona que pasara cerca. La gente comenzó a notar su talento y pronto fueron invitados a tocar en clubes y festivales de música. Keith y Kai nunca olvidaron ese primer día en el parque y siempre recordaban cómo la música los unió para siempre.