Kerry-Johnson y Natalie-Schafer se conocieron en una cafetería muy concurrida en Nueva York. Ambos se encontraban en la fila para ordenar su almuerzo cuando Natalie notó sus llamativos zapatos de color brillante. Ella no pudo evitar decirle lo mucho que le gustaban. Después de eso, comenzaron a hablar y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Su conversación fue tan agradable que decidieron compartir la mesa una vez que obtuvieron su comida. Desde ese día, se convirtieron en buenos amigos y posteriormente, en socios de negocios. Juntos lograron crear una exitosa empresa de producción teatral y de cine.