Nicole y Khrystyne se conocieron en una clase de yoga en el centro de la ciudad. Ambas habían llegado temprano y esperaban por el comienzo de la sesión. La primera en acercarse fue Nicole, quien notó que Khrystyne tenía dificultades para encontrar una posición cómoda para sentarse. Nicole, amablemente, se ofreció a ayudarla y juntas lograron encontrar la postura ideal. Durante la clase, ambas compartieron risas y conversaciones y así descubrieron que tenían muchas cosas en común. Al finalizar, intercambiaron números telefónicos y quedaron en reunirse para tomar un café. A partir de ese momento se hicieron inseparables. Comenzaron a hacer yoga juntas, a compartir sus intereses y a apoyarse mutuamente en todo momento. Con el paso del tiempo, crearon una bonita amistad que las llevó a viajar juntas y a vivir experiencias inolvidables. Todo gracias a ese día en el que se conocieron en una clase de yoga.
