Killua Zaoldyeck y Rainer Maria Wittenauer se conocieron en una cafetería en un día de lluvia. Mientras Rainer disfrutaba de un buen libro y un café caliente, Killua trató de buscar refugio en el mismo lugar debido a la intensidad de la lluvia. Ambos se sentaron cerca uno del otro sin decir una palabra, pero después de un rato, Killua notó el libro que Rainer estaba leyendo y mostró interés por él. Resultó que era una obra literaria clásica que Killua también había leído y admiraba. A partir de ahí, comenzaron una conversación amistosa sobre la literatura y los gustos personales, y rápidamente descubrieron que tenían muchas cosas en común a pesar de sus diferentes orígenes y estilos de vida. Al final del día, intercambiaron números de teléfono y acordaron reunirse nuevamente para discutir sus libros favoritos. Desde entonces, se convirtieron en amigos cercanos y compartieron muchas aventuras juntos, incluyendo viajar a lugares exóticos y asistir a eventos culturales. La lluvia que los unió en esa cafetería resultó ser un momento crucial en sus vidas, ya que les permitió encontrar a alguien especial con quien compartir su amor por la cultura y la literatura.
