King Albert II y Sybille de Selys Longchamps tuvieron una relación extramatrimonial durante varios años en la década de 1960. La relación resultó en el nacimiento de una hija ilegítima, Delphine Boël, en 1968. Sin embargo, la relación se mantuvo en secreto durante décadas y solo se hizo pública después de que Boël presentara una demanda en 2013 para ser reconocida legalmente como la hija de Albert. Después de años de litigios, pruebas de ADN y apelaciones, Albert finalmente reconoció en 2020 a Delphine como su hija y el Palacio Real emitió un comunicado diciendo que la familia Real había llegado a un "acuerdo amigable" con ella. Aunque no se ha hecho un anuncio oficial, se rumorea que el acuerdo implica que Delphine recibiría el título de princesa y una parte de la herencia real. La relación de Albert y Sybille ha sido un tema controvertido en la monarquía belga durante mucho tiempo, pero la decisión de reconocer a Delphine como parte de la familia real ha sido vista como un paso positivo hacia la reconciliación y la modernización de la familia real belga.
