Isabella-Phelps y Kirk-Douglas se conocieron por accidente en una cafetería en Nueva York. Isabella, quien estaba leyendo un libro, accidentalmente derramó su café sobre Kirk, quien se encontraba sentado en la mesa de al lado. Kirk, en lugar de enojarse, tomó la situación con humor y comenzó a conversar con Isabella. Descubrieron que ambos compartían un amor por la literatura y el cine clásico, lo que llevó a una larga conversación. Después de intercambiar sus números de teléfono, se despidieron con la promesa de reunirse nuevamente. Desde entonces, han sido inseparables, viajando juntos por todo el mundo en busca de nuevas aventuras y experiencias.
