Krishna y Sebastián se conocieron por casualidad en una cena de amigos en común. Al principio, no parecía haber mucha química entre ellos, pero a medida que la noche avanzaba, descubrieron que tenían muchos intereses en común y empezaron a conversar animadamente sobre música, deportes y viajes. Sebastián quedó impresionado por la pasión de Krishna por el jazz y la música clásica, y empezó a compartir con él su amor por el fútbol y el tenis. Juntos, descubrieron que habían recorrido muchos de los mismos lugares en el mundo y que ambos amaban la gastronomía. Después de esa noche, empezaron a quedar para tomar un café o una cerveza, y cada vez se sentían más a gusto el uno con el otro. Pronto se dieron cuenta de que habían encontrado en el otro a un verdadero amigo y confidente. Y así, gracias a esa cena de amigos, Krishna y Sebastián se conocieron y forjaron una amistad duradera e inquebrantable.
