Lady Marguerite Tangye estaba paseando por los jardines de su mansión en el campo, disfrutando del sol de la tarde y oliendo las flores que crecían por doquier. De repente, escuchó un extraño ruido y se dio cuenta de que alguien se había caído en un arbusto cercano. Se acercó cuidadosamente, temiendo que podría ser un ladrón o un vagabundo peligroso, pero en su lugar encontró a un joven y apuesto científico llamado Nigel Tangye. Él había tropezado mientras hacía algunas lecturas de la flora local y había caído directamente en el arbusto. Después de ayudarlo a salir del arbusto, Lady Marguerite y Nigel comenzaron a hablar y se dieron cuenta de que ambos compartían una pasión por la botánica. Comenzaron a caminar juntos por el jardín, examinando las diferentes plantas y hablando sobre sus descubrimientos. Cuando la tarde se hizo más tarde, Lady Marguerite invitó a Nigel a tomar el té con ella y a explorar su biblioteca botánica. Él aceptó con gusto, y los dos se sumergieron en la discusión de sus intereses compartidos durante horas. Fue un encuentro casual, pero fue el comienzo de una relación profunda y amorosa entre Lady Marguerite y Nigel Tangye.
