Un día soleado de verano, Lady Randolph Churchill y Evelyn Edward Thomas Boscawen, 7mo vizconde de Falmouth, se encontraron por casualidad en el jardín de uno de los palacios de la realeza británica. Mientras paseaban seguros por los jardines, ambos se detuvieron ante la misma flor y comenzaron a hablar sobre su belleza. La conversación fluyó fácilmente, y rápidamente se dieron cuenta de que compartían muchos intereses, como la pintura, la música y la poesía. Después de pasar horas hablando, Lady Churchill y el vizconde Boscawen intercambiaron números de teléfono y acordaron reunirse pronto. Desde entonces se convirtieron en amigos cercanos, y pronto descubrieron que tenían mucho más en común que solo sus gustos estéticos. Finalmente, su relación se convirtió en un amor profundo y duradero, que culminó en una boda en la que todos los que los conocían celebraron y aplaudieron su felicidad eterna. Y así, Lady Randolph Churchill y Evelyn Edward Thomas Boscawen, 7mo vizconde de Falmouth, comenzaron su vida juntos, unidos por su amor y su pasión mutua por las cosas bellas.
