Ladyfag y Skin-Singer se encontraron en una fiesta clandestina en un almacén abandonado en el corazón de la ciudad. Fue una noche lluviosa y oscura, pero la música y las luces brillantes de la fiesta iluminaban la noche. En un rincón oscuro del lugar, Ladyfag estaba bailando sola cuando Skin-Singer se acercó y empezó a bailar con ella. Después de un rato, Skin-Singer le preguntó a Ladyfag si quería tomar algo, y ella aceptó. Pasaron horas charlando y riendo, descubriendo que compartían una pasión por la música, la moda y el arte. Desde entonces, se convirtieron en amigas inseparables y colaboradoras creativas, organizando fiestas, desfiles de moda y conciertos juntas. Su amistad se convirtió en una inspiración para muchos, demostrando que la música y el arte pueden unir a las personas más diversas.
