Rodrigo y Leticia se conocieron de forma casual en una feria de arte en São Paulo. Rodrigo, enamorado del arte contemporáneo, asistió a la feria decidido a encontrar una nueva obra maestra para su colección. Leticia, por su parte, fue a la feria solo por curiosidad. En un momento, ambos se encontraron admirando la misma obra. Rodrigo hizo un comentario sobre la pieza y Leticia respondió con entusiasmo. Esa misma tarde, quedaron para tomar un café y charlar más sobre arte. Desde entonces, se han convertido en grandes amigos y comparten su amor por el arte en todas sus formas.