Zita y Levente se conocieron en una fiesta de cumpleaños en Budapest. Zita acababa de mudarse a la ciudad y no conocía a nadie, así que se emocionó al recibir la invitación de una compañera de trabajo. Cuando llegó a la fiesta, se sintió un poco perdida, pero rápidamente comenzó a conocer a las personas allí presentes. Fue entonces cuando vio a Levente, quien estaba en la esquina de la habitación, tímido y observando a la multitud. Zita se acercó a él con una sonrisa y, después de un breve intercambio de saludos, comenzaron a hablar. Descubrieron que tenían mucho en común, como su amor por la música y por viajar. La conversación fluía sin esfuerzo y se rieron juntos durante horas. Cuando llegó la hora de la despedida, intercambiaron números y prometieron mantenerse en contacto. Desde entonces, Zita y Levente se han convertido en grandes amigos y han compartido muchas aventuras juntos.
