Lola y Alexander se conocieron de una manera muy inusual. Resulta que ambos estaban en la misma tienda de mascotas buscando adoptar un cachorro. El problema era que solo quedaba un cachorro disponible y ambos lo querían. Después de discutirlo un poco, decidieron compartir la adopción y se convirtieron en copadres de su nuevo perrito. Desde ese momento, comenzaron a frecuentar la misma tienda de mascotas y desarrollaron una amistad que eventualmente se convirtió en una relación romántica. Ahora, su perrito es la pieza central de su hogar y siempre recuerdan con cariño cómo fue su primer encuentro.