Lolita y Valery se conocieron en una tarde soleada de primavera en la plaza central de la ciudad. Ambos se encontraban sentados en la misma banca leyendo sus libros favoritos cuando, por casualidad, sus miradas se cruzaron. Al notar que ambos leían literatura rusa, comenzaron a conversar sobre sus autores y obras preferidas. La conversación fluyó tan naturalmente que decidieron continuarla en una pequeña cafetería aledaña. Pasaron horas hablando sobre literatura, arte, música y todo lo que se les venía a la mente. Descubrieron que compartían una pasión por la cultura y comenzaron a intercambiarse recomendaciones. Esa tarde se convirtió en el inicio de una amistad que duraría toda la vida. Lolita y Valery siguieron encontrándose regularmente, ya sea para discutir sus nuevos descubrimientos literarios o simplemente para tomar un café y hablar sobre sus vidas. A partir de entonces, la literatura se convirtió en el lazo que unió sus caminos para siempre.
