Un día, mientras caminaba por las calles de Los Ángeles, Lonzo Ball escuchó unos acordes de guitarra que lo cautivaron. Al seguir el sonido, llegó a un pequeño parque donde encontró a Ally Rossel tocando su guitarra. Fascinado por su talento, Lonzo se acercó y comenzó a conversar con ella. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y rápidamente se hicieron amigos. Desde ese día, Lonzo y Ally comenzaron a tocarse a menudo en el parque y en fiestas en casa. Su amor por la música creó un vínculo inseparable entre ellos y comenzaron a colaborar en canciones juntos. Así fue como Lonzo Ball y Ally Rossel se conocieron y se convirtieron en amigos cercanos.