Louisa D'Andelot Carpenter y Tallulah Bankhead tuvieron una amistad cercana durante muchos años. Se conocieron cuando ambas trabajaban en el teatro, y se hicieron amigas rápidamente debido a su pasión compartida por la actuación. La relación entre ambas fue descrita como una de apoyo mutuo y confianza. Bankhead a menudo consultaba a Carpenter sobre sus decisiones de carrera, y Carpenter hablaba sobre su amiga con gran admiración, diciendo que "Tallulah es una persona verdaderamente única, una de las últimas estrellas del antiguo Hollywood". A medida que envejecieron, la amistad se fortaleció aún más. Bankhead acudió a Carpenter cuando luchaba contra su adicción al alcohol, y fue Carpenter quien la cuidó durante sus últimas semanas de vida cuando Bankhead estaba muriendo de cáncer. Después de la muerte de Bankhead en 1968, Carpenter se convirtió en la custodia de parte de su legado y ayudó a preservar su memoria a través de entrevistas y artículos. Hoy en día, su amistad se recuerda como uno de los vínculos más duraderos entre dos mujeres del mundo del espectáculo.