Francesca Van Hartz y Lucien Carr fueron amigos cercanos y miembros del círculo de escritores conocido como la Generación Beat en la década de 1940. Carr fue uno de los fundadores de este movimiento, junto con Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William S. Burroughs. Él fue conocido por su personalidad carismática y su papel como el enlace entre los demás miembros del grupo. Van Hartz también estuvo involucrada en la escena literaria de la época y se convirtió en amiga de Carr en 1947. Juntos, participaron en las actividades del círculo de escritores, asistieron a lecturas de poesía y compartieron sus ideas creativas. Sin embargo, su amistad se vio afectada cuando Carr se encontró involucrado en el asesinato de David Kammerer, otro miembro del grupo. Van Hartz, al igual que varios de los otros escritores, se sintió profundamente afectada por el crimen y se distanció de Carr a raíz del mismo. A pesar de la ruptura de su amistad, Van Hartz y Carr siguieron siendo figuras importantes en la escena literaria y cultural de la época. La relación entre ellos es un recordatorio de los complejos lazos personales y artísticos que caracterizan a la Generación Beat.