Lucas Passerini y Lucila Vit se conocieron en un club de fútbol de la ciudad. Lucila estaba allí jugando con su equipo femenino, mientras que Lucas estaba entrenando en su equipo masculino. Durante un partido, la pelota se desvió y terminó en el campo de Lucas. Lucila corrió para recuperarla, pero cuando llegó al balón, Lucas ya lo tenía en las manos. En ese momento, sus ojos se encontraron y se sintió una chispa especial entre ellos. Después del partido, Lucas se acercó a Lucila y le pidió un café para agradecerle por su ayuda con la pelota. A partir de ese día, comenzaron a salir y luego de un tiempo se convirtieron en una pareja inseparable en el campo y fuera de él.
