Luis y Ailin se conocieron en un café muy acogedor en el centro de Madrid. Luis estaba sentado en una mesa leyendo un libro, mientras Ailin estaba esperando a su amiga para tomar el té. Algo dentro de ella le indicó que debía hablar con ese chico, e inmediatamente se acercó a él para preguntarle sobre el libro que estaba leyendo. Ailin y Luis comenzaron a conversar sobre el libro, sobre la vida y sobre todo lo que les pasaba por la cabeza. Parecía que ya se conocían de antes, como si hubieran sido amigos por años. La conversación fluía muy bien, y ambos se reían de las mismas cosas. A partir de ese día, Luis y Ailin quedaron para tomar café todas las semanas. Sin darse cuenta, esa simple conversación en un café los había unido de una manera especial, y no tardaron en darse cuenta de que tenían mucho en común. Con el tiempo, su amistad se convirtió en amor, y hoy en día siguen juntos y felices, recordando siempre su primer encuentro en aquel acogedor café madrileño.