Carol II de Rumania y Magda Lupescu tuvieron una relación amorosa que causó controversia en la época en que reinó. Carol II se casó con la princesa rumana Elena de Grecia en 1921 y se convirtió en rey de Rumanía en 1930 después de la muerte de su padre. Sin embargo, la relación con Magda Lupescu comenzó en 1925, cuando ella se convirtió en su amante. Magda Lupescu, de origen judío y cinco años mayor que Carol II, no fue aceptada por la familia real y gran parte de la sociedad rumana debido a su origen y situación. La pareja se mantuvo unida durante años, pero en 1930, cuando Carol II asumió el trono, la presión de la iglesia y la población llevó a la pareja a abandonar el país y pasar algunos años en el exilio. Durante su ausencia, Carol II intentó legalizar su relación con Magda, pero se encontró con la oposición de su madre y los conservadores del país. Finalmente, tras la abdicación de Carol II en 1940, la pareja regresó a Rumania. Carol II se divorció de su esposa en 1941 y se casó con Magda ese mismo año. Sin embargo, el matrimonio no tuvo el apoyo de la iglesia ortodoxa y muchos rumanos consideraron el acto como una traición. En 1942, Carol II fue destituido por un golpe de estado liderado por el general Ion Antonescu, mientras que Magda se mantuvo fiel a él. Tras la Segunda Guerra Mundial, la pareja se exilió en Europa occidental y finalmente se estableció en Portugal, donde Carol II murió en 1953. Magda Lupescu vivió en Portugal hasta su muerte en 1977. A pesar de ser una figura controvertida en la historia de Rumania, Magda Lupescu es recordada como una mujer muy influyente en la vida de Carol II y sucesora en la realeza rumana durante un momento turbulento de la historia.
