La relación entre Elizabeth Lee Miller y Man Ray fue una de las más intensas y creativas de la época del surrealismo en París. Elizabeth se convirtió en modelo y musa de Ray en 1929, cuando tenía 22 años y acababa de llegar a la ciudad. Ray estaba inmediatamente impresionado por su belleza y su personalidad, y comenzó a fotografiarla y utilizarla como modelo en muchas de sus obras. Lo que comenzó como una relación profesional se convirtió rápidamente en una de amantes y colaboradores artísticos. Elizabeth se involucró profundamente en el trabajo de Ray y comenzó a experimentar con técnicas de fotografía surrealista y de manipulación de imágenes. Juntos, crearon algunas de las más icónicas fotografías surrealistas de la época, como "Los labios", "Le Violon d'Ingres" y "Observatory Time". Sin embargo, a medida que la relación entre Elizabeth y Ray se intensificaba, también se complicaba. Ray era conocido por ser un hombre celoso y posesivo, y la relación se volvió cada vez más tensa. En 1932, Elizabeth decidió irse a vivir a Egipto durante seis meses, lo que llevó a un breve período de separación. A pesar de las dificultades, la relación entre Elizabeth y Ray continuó en diferentes formas durante muchos años. Después de la Segunda Guerra Mundial, se reencontraron en París, donde Ray ayudó a Elizabeth a establecer su propia carrera como fotógrafa y abrió una galería para exhibir su trabajo. Aunque nunca volvieron a tener una relación romántica, la colaboración artística entre Elizabeth y Man Ray continuó hasta la muerte de este último en 1976.