La relación entre Joan Crawford y Manny Sachs comenzó en la década de 1950, cuando Sachs, un soltero adinerado, se convirtió en uno de los mejores amigos de la actriz. Sachs se convirtió en su confidente y compañero de fiestas, invitándola a su casa en Palm Springs y presentándola a sus amigos. Sin embargo, la relación de amistad entre Crawford y Sachs se volvió tensa en la década de 1960, cuando Crawford comenzó a exigir más atención y dinero de Sachs. Crawford había invertido en una empresa de cine llamada Pepsi-Cola y estaba luchando financieramente, lo que llevó a una creciente presión sobre su amigo para que la ayudara. Según informes, Sachs también estaba molesto con la actitud cada vez más exigente y controladora de Crawford, y temía que su relación le costara su amistad con otras personas en la industria del entretenimiento. En 1967, la relación de amistad entre Crawford y Sachs llegó a un abrupto final. Crawford hizo una serie de demandas financieras a Sachs, incluyendo que le comprara una casa en Londres y le pagara una pensión alimenticia mensual. Sachs, cansado de las demandas de su amiga, se negó a cumplir con las peticiones de Crawford y cortó la relación de amistad. A pesar de la ruptura, Crawford mantuvo en su testamento una herencia para Sachs, aunque este finalmente rechazó la oferta. La relación entre Joan Crawford y Manny Sachs sigue siendo una de las historias más polémicas de Hollywood en la década de 1960.
