Era un día soleado en Buenos Aires y ambos se encontraban en el mismo café, pero nunca habían hablado antes. Silvina estaba allí con sus amigas, mientras que Manuel estaba leyendo un libro. De repente, Silvina notó que Manuel estaba leyendo su libro favorito y no pudo resistir la tentación de acercarse y preguntarle sobre él. Desde ese momento, comenzaron a hablar apasionadamente sobre sus intereses compartidos y no pudieron evitar sentir una atracción mutua. Se dieron cuenta de que tenían mucho en común y rápidamente intercambiaron números de teléfono. A partir de ese momento, empezaron a salir y se enamoraron profundamente. Ahora son una pareja inseparable, siempre buscando aventuras y disfrutando de la vida juntos.
