Martha Vickers y Manuel Rojas se conocieron en una cálida tarde de verano en una pequeña plaza del barrio bohemio de la ciudad. Él estaba sentado en un banco leyendo un libro cuando ella se acercó, llevando una cesta de frutas frescas en sus manos. Martha sonrió y le ofreció una manzana, y Manuel aceptó con una sonrisa agradecida. Pronto empezaron a conversar animadamente, descubriendo que compartían muchas aficiones e intereses. Martha estaba fascinada por su capacidad para escribir historias tan cautivadoras, y Manuel se enamoró de su belleza, elegancia y dulzura. Desde ese día, no pudieron dejar de pensar el uno en el otro y empezaron a salir juntos, explorando la ciudad y escribiendo juntos nuevas historias de amor. Juntos, Martha y Manuel escribieron algunas de las más hermosas páginas de la literatura de amor en español.