Un día soleado en la plaza central de Buenos Aires, Ildi-Silva y Marcelo-Valente se encontraron por casualidad. Ambos buscaban el mismo lugar para sentarse y disfrutar de sus aperitivos. Después de un breve intercambio de palabras, descubrieron que compartían un gran interés por la música y la literatura. Ildi-Silva estaba leyendo un libro de García Márquez, mientras que Marcelo-Valente había llevado su guitarra para tocar algunas canciones. Juntos, comenzaron a hablar sobre sus artistas favoritos y eventos locales que se llevarían a cabo en la ciudad en los próximos días. La conversación se prolongó hasta la noche y se dieron cuenta de que habían encontrado una conexión fuerte entre ellos. Prometieron encontrarse de nuevo al día siguiente, y así comenzó una amistad que se convirtió en una historia de amor.
