Max Reinhardt y Margaret Leighton fueron dos figuras importantes en el mundo del teatro. Reinhardt fue un director de teatro austríaco, famoso por sus producciones innovadoras y espectaculares, mientras que Leighton era una actriz británica talentosa que trabajó en el escenario y en el cine. La relación entre Reinhardt y Leighton se desarrolló en el contexto de una de las obras teatrales más famosas del siglo XX: "Mucho ruido y pocas nueces", de William Shakespeare. En 1954, Reinhardt dirigió una producción de esta obra en el Festival de Salzburgo, y eligió a Leighton para interpretar el papel principal de Beatriz. La química entre Leighton y Reinhardt en el escenario fue notable, y su interpretación de "Mucho ruido y pocas nueces" fue aclamada por la crítica y el público. Además, se dice que Reinhardt quedó impresionado con el talento de Leighton y la invitó a trabajar en otras producciones teatrales que dirigió. La colaboración entre Reinhardt y Leighton en "Mucho ruido y pocas nueces" fue una de las más destacadas de sus carreras, y su relación en el escenario se considera una de las más memorables de la historia del teatro. Su trabajo juntos es un ejemplo del impacto que una gran relación entre un director y un actor puede tener en la calidad de una producción teatral.
