Drew y Margot Griffin se conocieron en una feria de arte en la ciudad de Nueva York. Los dos estaban examinando las pinturas en una de las galerías cuando accidentalmente tropezaron y cayeron al mismo tiempo. Drew ayudó a Margot a levantarse y empezaron a hablar sobre los cuadros que estaban mirando. Descubrieron que compartían un interés mutuo por el arte y la música, y se pegaron pegatinas de sus bandas favoritas en sus camisetas como una especie de broma compartida. Intercambiaron números de teléfono y decidieron ir a una exposición juntos. La chispa entre ellos fue instantánea, y después de un par de citas, se dieron cuenta de que habían encontrado a su verdadero amor en la ciudad que nunca duerme.
