Pedro el Grande y María Rumyantseva tuvieron una relación de mentora y alumno. María era la única mujer en la academia de ciencias creada por Pedro, y fue nombrada directora del departamento de grabado de la Fábrica Imperial de Porcelana de San Petersburgo cuando solo tenía 22 años. Pedro quedó impresionado por el talento y la dedicación de María, y la convirtió en su consejera personal en temas relacionados con la porcelana y el arte. Juntos trabajaron para modernizar la fabricación de porcelana en Rusia, con María supervisando la producción y Pedro financiando la construcción de nuevos hornos y talleres. Maria también fue una defensora de la educación para las mujeres en Rusia. Con el apoyo de Pedro, fundó una escuela de arte para mujeres y abogó por la creación de una universidad femenina en San Petersburgo. En resumen, la relación entre Pedro el Grande y María Rumyantseva fue una colaboración fructífera y de mutuo respeto en la modernización de Rusia y la promoción de la educación de las mujeres.
